Querido Augusto,
Hoy, como siempre, comencé el día frente al espejo, y es que, mi querido amigo, -aunque parezca pecar de sobervia-, para qué ocultar que cuando me miro siento que voy por el buen camino; sin duda, me siento realizado.
Después de elegir mi atuendo, siempre formal pero con un toque casual -para causar buen rollito-, me preparo conciencudamente mi café y leo el periódico para entender el mundo actual, llevarme una idea de qué está pasando y, además, poder tener de qué hablar con mis intelectuales compañeros, o con mis idiotas compañeros para demostrarles cuán inteligente soy.
Bajo en ascensor, las escaleras me hacen sudar, aunque te confieso que también me agrada la teatralidad y dramatismo cuando se abre la puerta y salgo yo con un aire muy significativo.
Camino por la acera, siempre por la derecha, feliz y sonriéndome a mí mismo, al tiempo que me felicito por los logros alcanzados en tan poco tiempo. En este sentido, algunas malas lenguas han intentado desprestigiarme, incluso, han osado lanzar dardos venenosos sobre mi rápido ascenso. Al principio esta situación me incomodaba, pero ahora, en plena cúspide, con miles de premios en las manos, me da igual lo que piense el resto. Será envidia. ¿Te das cuenta? Por fin la gente empieza a saber quién soy yo, después de una vida de sacrificios... toca recoger lo sembrado.
Cuídate y ven a ver mi colección de veleros de madera,
Tu amigo perezoso
muahahahaha, qué mala malísima XD
ResponderEliminarjajajaja, si es que yo tendría que dedicarme a otra cosa... empiezo a plantearme mis posibilidades profesionales.....
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